La seguridad, la telemedicina y otros beneficios de la tecnología para la tercera edad

Los adultos mayores son uno de los colectivos más vulnerables de la sociedad. La edad avanzada trae consigo un empeoramiento de la audición, la memoria o el equilibrio. Esta pérdida de facultades aumenta el riesgo de sufrir accidentes domésticos, que hoy pueden evitarse gracias a las nuevas tecnologías. Un buen ejemplo es la pulsera o reloj que avisa al 112, aunque podrían citarse otros dispositivos del mercado de la teleasistencia, como las tablets y móviles adaptados o los collares con botón SOS.

Estas herramientas no son simples gadgets para llenar las horas vacías, sino que mejoran sustancialmente la calidad de vida del usuario mayor de sesenta y cinco años. Con un reloj de teleasistencia, disfruta de más independencia sin renunciar a su seguridad, pues el dispositivo avisa a los servicios de emergencia en caso de caída o impacto.

Otro beneficio de estos dispositivos es la telemedicina, es decir, el acceso a diagnósticos, tratamientos y otros servicios de forma telemática. Esta función es ideal para las personas con movilidad reducida o cuya residencia está alejada del consultorio u hospital.

La soledad es uno de los grandes retos de nuestro siglo y afecta sobre todo a los adultos mayores. El uso de las nuevas tecnologías ayuda a combatir este mal elevando el contacto social del usuario y manteniéndole interconectado con sus amigos y familiares.

Por su falta de habilidades tecnológicas, los ancianos han quedado excluidos del salto digital. Gracias a las tablets, relojes y otros dispositivos diseñados para este público, pueden acceder a información y servicios en línea que les faciliten su día a día. Por ejemplo, apps como Medisafe o Bell Recordatorio Pastillas reducen el riesgo de sobremedicación.

Además, el boom de entretenimiento que ha supuesto la digitalización, ayuda a mantener la mente ocupada en actividades útiles o reconfortantes (libros electrónicos, juegos memorísticos, cursos online, etcétera).