Cómo empezar el día con una sonrisa
¿Cuánta gente dice eso de “si no tomo un café por la mañana no soy persona”? ¿Qué nos pasa con el café? Con esta bebida se combinan dos aspectos decisivos para empezar el día con una sonrisa: su sabor y su efecto. Ese toque amargo nos entusiasma, mientras que la cafeína es capaz de despertar a un muerto… Pero, ¿es bueno consumir tanto café? Desde luego, no.
Hay que tener en cuenta que el café es la segunda bebida más consumida del mundo, solo por detrás del agua (menos mal que el agua es la primera…). A menudo, muchas personas se preguntan como preparar un desayuno, qué alimentos deben incluir y cuáles no. Imaginamos que si los organismos médicos se pusiesen de acuerdo para recomendar la moderación en el consumo del café, tampoco les haríamos caso, y es que de esta bebida depende que nos pongamos de pie o no por las mañanas.
Pero hablando un poco más en serio, es evidente que el exceso en el consumo del café en los desayunos no es saludable. Según los expertos, más de tres tazas al día, podrían suponer un problema. Lógicamente, no nos referimos al descafeinado al que le ha sido sustraída la sustancia más agresiva: la cafeína.
Todos los que no se sienten “persona” sin haber tomado su tacita de café, tienen una mayor o menos dependencia de la cafeína. El ‘éxito’ de esta sustancia también presente en las llamadas ‘bebidas refrescantes’ que todos conocemos ha servido, así mismo, para un boom de las bebidas energéticas, otro eufemismo comercial.
Desde tiempo inmemorial, el ser humano ha aprovechado las sustancias que le ofrecía la naturaleza para estar más despiertos y activos: desde la propia planta de café a las hojas de coca. A buen seguro que nuestros ancestros también se preguntaban como preparar un desayuno. Mantenían las tradiciones porque a sus propios ancestros les habían funcionado.
Pero, como siempre, la clave está en la moderación: el café puede estar delicioso y ser una herramienta para ponernos en marcha, pero si nos pasamos con la cafeína, nuestro organismo lo notará.