Cuidado facial: consejos para prevenir las patas de gallo
La ritidosis o arrugas de la región periorbitaria son conocidas popularmente como patas de gallo. Estas imperfecciones se presentan de forma natural a partir de los treinta años, formando parte de las llamadas líneas de expresión. Al estudiar un tratamiento cara Vigo de rejuvenecimiento, los expertos en dermatología recomiendan el uso de neuromodeladores o el láser de dióxido de carbono para eliminar este tipo de arrugas.
La contracción reiterada de los músculos en el contorno de los ojos es la causa de las patas de gallo. Con todo, este signo de la edad puede retrasarse evitando la sobreexposición a los rayos solares. Se ha demostrado que la radiación UV favorece la aparición de estas arrugas de forma indirecta. En épocas de insolación, la deshidratación aumenta el parpadeo que, sumado a la tendencia a entrecerrar los ojos, aceleran la formación de estos pliegues de la piel.
Por esta razón, las cremas hidratantes, el consumo de agua y las gafas de sol ayudan a prevenir las patas de gallo y el fotoenvejecimiento en general. La dieta y el estilo de vida influyen igualmente en su aparición. Una alimentación con exceso de sal o sodio, por ejemplo, eleva el riesgo de desarrollar no solo patas de gallo, sino también dermatitis atópica y otros problemas cutáneos.
La falta de sueño contribuye al debilitamiento de la piel de diversas formas: deterioro de la barrera cutánea, alteración en la secreción hormonal, etcétera. Dormir de siete a nueve horas al día favorece la regeneración celular y la circulación sanguínea, clave para aportar nutrientes a la piel, lo que beneficia al contorno de ojos.
Por su parte, el tabaquismo y el abuso de bebidas alcohólicas son enemigos declarados de la salud cutánea. Las patas de gallo proliferan en las pieles envejecidas prematuramente por estos y otros malos hábitos, que los dermatólogos aconsejan abandonar.